Tiempo: Representación del Amor Verdadero

Ha pasado un poco más de un año desde que murió mi madre. Fue moralmente un duro golpe para quienes estuvimos siempre pendientes de las inclemencias de su salud, no solo porque creíamos tener todo bajo control, a pesar de las dificultades experimentadas por ella después de la amputación de su pierna derecha, sino por la manera como se le fue su vida, ahogada en su propia sangre mientras dormía y, aparentemente, a causa de la deficiente atención dispensada en el hogar donde vivía.

Mi hermana estuvo pendiente de los medicamentos y sesiones de diálisis de mi madre hasta su muerte. A pesar del consuelo y demostraciones de afecto de parte de los muchos miembros cercanos de la familia, incluyendo su esposo y sus hijas, Beatriz sentía, ante su depresión, mi ausencia. Debido a mi condición financiera no pude estar presente durante el funeral de mi mamá. Un año después la condición era igual, así que cuando recibió su pensión de retiro me invitó, proponiéndome un viaje que me tomó por sorpresa, pero sería para mí la oportunidad de estar a su lado por unos días y darme al mismo tiempo unas vacaciones inmerecidas. Acepté gustoso y me fui a Colombia por un par de semanas.

Ver de nuevo a mi familia después de tres años fue una gran novedad. Tuve la oportunidad de compartir experiencias y vivencias con mi hermana, mi cuñado, mis sobrinas, mi tía Margarita y su esposo, algunos primos que no veía hacía rato. La mayor parte del tiempo estuve alojado en su casa-finca localizada en Guarne. Si algo ha admirado mi familia en mi son las dotes artísticas. Mi hermana me pidió entonces que le regalara una pintura. Ella quería ver mi arte plasmado en la pared de su casa, petición que me fue un verdadero honor. No me considero a mi mismo un artista, pero ellos me han hecho sentir así a través de sus elogios y aprecio por algún par de cosas que he pintado alguna vez. Quería una ventana en la pared de la casa que da  frente a la entrada.

Diseñé entonces una ventana rústica, enrejada, con algunas materas al frente. Le mostré el dibujo hecho a tinta a Jairo y a Beatríz, quienes lo aprobaron de inmediato. Esa misma mañana compramos las pinturas y materiales para empezar la obra. Terminé la pintura en vinilo justo un día antes de regresar a Houston. Fue motivo de admiración entre ellos y sus vecinos, lo cual me alegró muchísimo. Creo que nunca una pared en el pueblo de Guarne había sido fotografiada tantas veces.

Image

Siempre he considerado que nada más valioso podemos ofrecer a los demás, que nuestro tiempo. Es hermoso sentirse necesitado porque de alguna manera, si no contamos con los medios financieros para ayudar, tiempo es algo valioso que podemos dar a quien lo pida.  Cuando mi madre estuvo en su crítica situación por tantos años no requería de dinero más que el tiempo que le dedicaron mis sobrinas María del Pilar y Catalina, y su hermano Eduardo. Mientras estuvo hospitalizada y en más de una ocasión, cada visita de sus hermanos, hermanas, sobrinos y sobrinas, fue para ella el hálito de aliento que la levantaba de nuevo.

El año termina con sus altibajos entre los que experimentamos satisfacciones y disgustos, pero entre éxitos y frustraciones seguimos aún vivos y dispuestos a enfrentar el nuevo. Sea una resolución prioritaria el dar tiempo a quien lo solicita y a quien sin solicitarlo lo necesita a través de los minutos que le dispensemos. El tiempo es el mayor tesoro con que Dios nos ha regalado. Tomémoslo para una diaria conversación alabando Su nombre y expresándole nuestro agradecimiento; luego démonos un respiro y abramos un espacio para aquellos que nos rodean o que desde la distancia nos llaman solicitando un hombro lleno de amor para apoyarse por un rato.

Rodrigo Urrego

Deja un comentario

Archivado bajo Otras Páginas y Recursos

Deja un comentario